Introducción

El suicidio es una de las problemáticas de salud mental más desafiantes, con consecuencias devastadoras para las personas y sus entornos familiares y sociales. Cada año, cerca de 800,000 personas mueren por esta causa en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pese a la magnitud del problema, el suicidio sigue siendo un tema envuelto en estigma y mitos, lo que dificulta el acceso a tratamientos adecuados y la efectividad de los programas de prevención.

Desde el enfoque gestáltico, se propone una comprensión holística de la experiencia suicida, considerando tanto el mundo interno del paciente como el entorno relacional en el que este se desenvuelve. A través del trabajo en el “aquí y ahora” y del desarrollo del darse cuenta, la terapia Gestalt ofrece herramientas para prevenir el suicidio, ayudando a los pacientes a recuperar el sentido de su vida y a reconectar con sus necesidades emocionales más profundas​​.

La perspectiva gestáltica del suicidio: una crisis en la frontera-contacto

En el marco de la terapia Gestalt, el suicidio se conceptualiza como el resultado de una interrupción grave en el proceso de contacto del individuo consigo mismo y con su entorno. La frontera-contacto es el punto donde el ser humano experimenta, se relaciona y satisface sus necesidades.

Cuando se bloquea esta frontera debido a traumas, emociones reprimidas o situaciones de aislamiento extremo, el individuo puede desarrollar un sentimiento de desesperanza profunda que le lleve a considerar el suicidio como una salida final​​​.

Etapas de la experiencia suicida

Desde el modelo gestáltico, se identifican cinco etapas en la experiencia suicida:

  • Desconexión emocional inicial: La persona comienza a experimentar una sensación de vacío y desconexión afectiva, tanto con su entorno como consigo misma.
  • Acumulación de sufrimiento: A medida que la desconexión se intensifica, se acumulan emociones no expresadas que generan un profundo malestar interno.
  • Búsqueda de soluciones ineficaces: La persona intenta resolver su sufrimiento recurriendo a estrategias inadecuadas, como el aislamiento social o la represión emocional.
  • Colapso de opciones: Llega un punto en el que la persona percibe que no tiene salida, y la idea del suicidio se convierte en una opción predominante.
  • Destrucción de la frontera-contacto: Esta etapa final se caracteriza por una ruptura total con el entorno y consigo mismo, llevando a la ejecución de la conducta suicida​​.

Intervenciones gestálticas ante el riesgo suicida

La terapia Gestalt, al centrarse en el proceso más que en el contenido, busca restaurar la capacidad de contacto del individuo con su entorno y consigo mismo, promoviendo el darse cuenta y la expresión auténtica de sus emociones. Las principales intervenciones gestálticas incluyen:

  • Escucha empática y contacto auténtico

El terapeuta se presenta como una figura de apoyo genuina, brindando un espacio de seguridad en el que el paciente pueda expresar su dolor sin temor a ser juzgado. La escucha empática implica captar no solo las palabras del paciente, sino también sus emociones subyacentes y su lenguaje corporal​​.

  • Uso de la técnica de la silla vacía

La silla vacía es una técnica clásica de la terapia Gestalt que permite al paciente externalizar sus conflictos internos o dialogar con partes de sí mismo que permanecen en pugna. En el caso de pacientes con ideación suicida, esta técnica facilita la confrontación y la integración de pensamientos y emociones extremas, promoviendo el autoconocimiento y la autorregulación emocional​​.

  • Reestructuración de polaridades internas

El enfoque gestáltico trabaja con las polaridades, ayudando al paciente a explorar y reconciliar tensiones internas como esperanza/desesperanza o vida/muerte. La integración de estas polaridades es clave para restaurar el equilibrio emocional y fortalecer el deseo de vivir​​.

  • Atención plena al aquí y ahora

La terapia Gestalt enfatiza el trabajo en el presente, ayudando al paciente a identificar sus necesidades inmediatas y a desarrollar nuevas formas de satisfacerlas. Esta atención plena al aquí y ahora contribuye a reducir la rumiación sobre el pasado y la anticipación ansiosa del futuro, factores que suelen estar presentes en personas con ideación suicida​​.

Factores de riesgo y protección en el contexto digital

El impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha modificado significativamente la manera en que las personas se relacionan y experimentan sus emociones. Si bien las TIC pueden ser una fuente de apoyo y conexión, también representan un riesgo, especialmente en adolescentes y jóvenes, al facilitar el acceso a contenidos que promueven conductas autolesivas y suicidas.

Desde la terapia Gestalt, se propone un enfoque que promueva el uso consciente y saludable de las TIC, fomentando el contacto auténtico y la expresión emocional en el entorno digital​​.

Conclusiones

La terapia Gestalt ofrece un marco teórico y práctico valioso para la prevención e intervención en conductas suicidas, al centrarse en la integración emocional, el contacto auténtico y el desarrollo del darse cuenta. Este enfoque permite al paciente reconectar consigo mismo y con su entorno, restaurando su capacidad de contacto y su deseo de vivir.

La prevención del suicidio desde la Gestalt requiere, además, un enfoque integrador que contemple tanto las dimensiones individuales como las relacionales y sociales. Fomentar entornos seguros, donde las personas puedan expresar sus emociones y experimentar un contacto genuino, es fundamental para reducir el riesgo de suicidio y promover el bienestar emocional.