La ansiedad es una de las experiencias humanas más extendidas y a la vez más incomprendidas. Muchas personas que acuden a terapia sienten que “algo les pasa por dentro” que no logran definir, anticipan peligros que no existen o viven con la sensación persistente de que “algo malo está a punto de ocurrir”. Desde la Terapia Gestalt —y especialmente desde la perspectiva del gestaltista y psiquiatra Gianni Francesetti— la ansiedad no es un enemigo interno que hay que combatir, sino un fenómeno relacional que se expresa en el contacto con el mundo.

Francesetti propone una comprensión profunda y original: la ansiedad es un campo que se establece entre la persona y su entorno, una forma de organizar la experiencia ante una amenaza difusa que no consigue tomar forma. No es solo algo que “está dentro de mí”, sino una manera en la que la relación con el mundo se siente interrumpida, desbordada o sobrecargada.

La ansiedad como fenómeno de campo

Desde este enfoque, la ansiedad no se entiende como un “síntoma interno”, sino como la manifestación de un campo relacional alterado. Es decir, una configuración global donde la persona, su historia, su entorno inmediato y el contexto más amplio se influyen mutuamente.

Según Francesetti, en los momentos de ansiedad ocurre algo crucial:

Hay una excitación que busca una figura clara, pero no la encuentra.
✔ La energía aumenta, pero no puede organizarse en una acción.
✔ El organismo percibe un peligro, pero la amenaza es difusa, sin forma.
✔ El cuerpo intenta prepararse para algo que no puede nombrar ni localizar.

Por eso la ansiedad se siente como “ruido”, como tensión sin dirección, como agitación sin objeto. En Gestalt, diríamos que la figura no puede formarse, y el organismo queda atrapado en una excitación caótica que no llega a convertirse en contacto significativo.

¿Por qué aparece la ansiedad? La función interrumpida del contacto

Desde la Terapia Gestalt, la ansiedad indica que el proceso de contacto se ve bloqueado en un punto clave. Algo quiere emerger —una necesidad, una emoción, una acción, un límite, un deseo— pero no puede completarse.

Gianni Francesetti lo describe así:

  • La ansiedad aparece cuando lo que debería convertirse en contacto no puede hacerlo.
  • Es un “aviso” del organismo que señala que algo importante está intentando expresarse.
  • Es la expresión de un campo desregulado, donde la persona siente que no puede sostener lo que aparece en la experiencia.

La tarea terapéutica no es reducir la ansiedad “porque sí”, sino dar forma a lo que no la tiene, acompañar a la persona a habitar ese campo caótico para que la experiencia pueda organizarse y encontrar un camino hacia el contacto.

El ataque de pánico: cuando el campo se derrumba

Para Francesetti, el ataque de pánico no es un fallo individual, sino una crisis del campo: la configuración relacional que sostenía a la persona se colapsa en un instante.

Durante el ataque de pánico:

  • La amenaza se vuelve abrumadora e incomprensible.
  • El cuerpo interpreta la situación como peligrosa, aunque no haya un peligro real.
  • La persona siente que “va a morir”, “se va a volver loca” o “va a perder el control”.
  • La función yoica que organiza la experiencia se deshace: el campo queda sin sostén.

En esencia, es un momento en el que el organismo, saturado por una excitación sin forma, pierde la capacidad de organizar la experiencia en contacto.

No es un fallo personal, sino un colapso provisional del sistema de contacto.

Cómo aborda esto la Terapia Gestalt

La intervención gestáltica, inspirada en Francesetti, se centra en cuatro pilares:

1. Volver al presente corporal

En lugar de luchar contra los síntomas, la terapia acompaña a la persona a:

  • sentir sus apoyos,
  • notar la respiración,
  • contactar con las sensaciones,
  • volver a habitar su propio cuerpo.

El cuerpo es el primer lugar donde el contacto se reorganiza.

2. Dar forma a lo que no la tiene

La ansiedad es, esencialmente, forma que no puede formarse.
La terapia ayuda a:

  • poner palabras,
  • identificar emociones,
  • clarificar necesidades,
  • reconocer lo que está intentando emerger.

3. Sostener el campo

El terapeuta actúa como un co-regulador: ofrece presencia, calma, claridad y disponibilidad para sostener la excitación que la persona no puede sostener sola.

La presencia del terapeuta permite que el campo vuelva a encontrar equilibrio.

4. Completar el ciclo de contacto

Muchas ansiedades proceden de gestalts inconclusas.
En terapia se explora:

  • qué acción quedó bloqueada,
  • qué emoción no pudo expresarse,
  • qué límite no se puso,
  • qué necesidad no fue atendida.

Cuando el ciclo de contacto se completa, la ansiedad disminuye de forma natural.

Una mirada que dignifica la experiencia

La perspectiva de Gianni Francesetti aporta algo profundamente humano:
la ansiedad no es un trastorno que hay que extirpar, sino una expresión de vida que busca orden, contacto y sentido.

En Terapia Gestalt, trabajamos para que la persona pueda:

  • comprender su experiencia,
  • recuperar sus apoyos,
  • reorganizar su campo,
  • y retomar el protagonismo sobre su camino.

No se trata de eliminar la ansiedad, sino de transformar la relación con ella, hasta que deje de ser una amenaza y pase a ser una guía para entender qué está pidiendo la vida en ese momento.

Nacho Martín. Psicólogo y miembro del equipo formativo de la Escuela del IPG. Miembro Supervisor de la AETG.