Psicoterapia

Dependencia emocional

Dependemos emocionalmente cuando nos da miedo expresar lo que realmente pensamos o sentimos, y hacemos cualquier cosa en nuestras relaciones con tal de no perder la aprobación o el apoyo de los demás. Hay dependencia emocional cuando no confiamos en nuestras propias capacidades y buscamos que nos valoren. En vez de responsabilizarnos de nuestras decisiones, queremos que otros nos digan qué hacer y pedimos muchos consejos.

Cualquier tipo de dependencia, como mecanismo de supervivencia que es, se merece una profunda comprensión. En la infancia, para desarrollar un apego seguro y una sana autoestima, necesitamos saber que somos niños queridos y sentirnos incluidos en nuestra familia. Cuando un niño no se siente valioso, crece sin confianza. Y ahora que somos adultos, el miedo y la desconfianza nos dificultan las relaciones. Tememos las separaciones, sentimos miedo a ser abandonados y nos aferramos a las relaciones. Quedamos enganchados e intentamos enganchar a la otra persona para que no se nos escape porque sería nuestro hundimiento. Continuamos en relaciones que no nos resultan satisfactorias y a veces incluso destructivas y de malos tratos.

Después de una ruptura, enseguida buscamos una nueva relación que nos tape la soledad y que nos dé todo aquello que somos incapaces de proporcionarnos. De nuevo sentimos frustración porque muchas veces nos empeñamos en buscar seguridad precisamente en personas que son incapaces de dar entrega y compromiso. Nos cuesta asumir que nuestro bienestar, es nuestra responsabilidad.

Lo que ocurre es que cuando las necesidades del bebé no son satisfechas, va creciendo con una carencia de seguridad y afecto, necesidades básicas en los primeros años de vida, e irá conformando una sensación en la que la falta está siempre presente, no se siente satisfecho, sigue necesitando. Un niño no calmado en sus necesidades, intentará buscar lo que necesita, pero le costará comprender sus emociones, irá poniendo tiritas a su existencia y se convertirá en un adulto dependiente. Y los adultos intentamos satisfacer nuestras necesidades a través de diferentes adicciones, pueden ser dependencias emocionales a personas o a diferentes sustancias. Son las maneras que hemos encontrado para calmar la inseguridad y soportar como podemos el vacío de afecto.

Los años no pasan en el terreno emocional y es importante entender que permanecemos anclados en una necesidad infantil, porque cada persona adulta es responsable de sus propias emociones y las demás personas adultas también de las suyas. Las primeras vivencias de la infancia no se borran del alma, especialmente cuando hay heridas y cicatrices en forma de abandonos emocionales, soledad y faltas de afecto. Si no hemos recibido buen trato, quizá ahora no nos salga con naturalidad y hemos de esforzarnos por tenernos en cuenta, desarrollando una confianza en nosotros mismos y aprender a vincularnos en relaciones respetuosas.

Cuando empezamos psicoterapia nos damos una oportunidad de tener nuevas experiencias reparadoras y conseguir otro tipo de huella en nuestro organismo para no seguir arrastrando nuestras carencias. El acompañamiento cuidadoso y una escucha verdadera favorecen el acceso a nuestra realidad emocional y la Gestalt es un camino de indagación en la que conectamos con nuestra historia personal para tener unos buenos niveles de conocimiento de nosotros mismos. Cuando nos comprendemos, es más fácil aceptarnos y recuperar la autoestima.

No siempre tenemos recuerdos conscientes de nuestras vivencias y para los sentimientos confusos necesitamos encontrar palabras claras. Cuando nos damos cuenta de lo que sentimos y confiamos en la sabiduría de nuestro organismo, conseguimos hacer lo que en el fondo necesitamos y aprendemos a desarrollar nuestro propio autoapoyo. No tenemos que sostenernos en los demás como muletas y nos abre las puertas al encuentro verdadero. Si recuperamos la confianza y cultivamos una autoestima sólida, podemos tomar las mejores decisiones y vivir con libertad. Conectamos con nuestros recursos y seguridad interior y desde ahí compartimos la vida.

¿Alguna duda?

Por favor, activa JavaScript en tu navegador para completar este formulario.